La Princesa Ona

¿Dónde van los que se pierden? ¿de aquellos que nunca más se supo? ¿existe un lugar donde estén todos?.

¡quizás!

La huida

¿qué se piensa cuando se deja todo? ¿cuándo todo aquello que se construyó se destruyó? ¿cuándo no queda nada sólo la esperanza de encontrar un lugar un sitio que los pueda acoger? ¿en qué se equivocaron? ¿qué pasó en el tiempo? ¿cuál fue el camino del error?.  Pero hoy huyen, huyen sin dejar la nada atrás, todo ha sido destruido, sólo llevan lo que son, lo que piensan lo que sienten.

Corren por pasillos estrechos, oscuros, abandonados, camino hacia un terminal de metro y seguir por esa línea hasta el aeropuerto, ahí están los aviones y la nave esa nave que hasta hoy es un secreto, los opciones de escolta son los Hunter Ho 229, el primer avión furtivo el mundo, adaptado para dos personas el piloto y su parte de su carga preciosa, la huida es sin que nadie los vea, sin que nadie los oiga, sin que nadie los sienta, el camino será silencioso y solo la tristeza los acompaña.

En la pista aparece una intrépida piloto, si es Hanna Reitsch, solo una mirada a sus ojos sientes la calma que da la certeza que nadie más puede hacer esta última misión, con voz marcial ella dice, si mi líder tenemos todo listo, sabemos por donde volar pero no el destino, pero nadie sabrá nunca que esto paso mi líder.  

Vuelan la escolta de Horten y la Haunebu llevan la desesperanza y el arrepentimiento, entremedio de montañas y de bosques, su destino no está definido, son varias las alternativas, se esperan instrucciones mientras vuelan, Berlín en llamas. 

Con la mirada taciturna, pensando si será posible  llegar a un lugar donde sueño abandonados se cumplirán, cómo la idea del Vril sea una realidad, ese sueño de la energía ilimitada ¿esa energía limpia existirá?

Desde la radio les informa de ir a España a un puerto mirando el Atlantico, las Palmas en las Islas Canarias, pues la base submarina de Saint-Nazaire estaba ocupada por los aliados, ahí lo esperan un convoy de submarinos U-boot que harían el tramo final de esta huida.

Antes de embarcarse un oficial naval de alto rango lo saluda con su acostumbrada saludo ancestral, buenos dias mi líder, tenemos la ruta, y el destino, “la Patagonia”.

La Patagonia, ahí el último lugar del mundo, donde no existe una estrella que que indique la ruta, donde usas un grupos de 4 y 2 estrellas, que siguiendo un caprichoso trazado geométrico, indica una séptima que no existe, se construye la guía, así es el fin del mundo, todo se tiene que construir, así es vivir bajo la cruz del sur.

El convoy navega por el Atlantico sur, haciendo escala en Puerto San Juan, donde un grupo harían el trayecto por tierra y los otros en el convoy de U-boot cursarían sumergidos por el estrecho de Magallanes en busca de la entrada del "pacifico erótico" su destino final.